miércoles, 3 de junio de 2009

Mi vida con la Ola


Cuando dejé aquel mar, una ola se adelanto entre todas. Era esbelta y ligera. A pesar de los gritos de las otras, que la detenían por el vestido flotante, se colgó de mi brazo y se fue conmigo saltando. No quise decirle nada, porque me daba pena avergonzarla ante sus compañeras. Además, las miradas coléricas de las mayores me paralizaron.


Cuando llegamos al pueblo, le expliqué que no podía ser, que la vida en la ciudad no era lo que ella pensaba en su ingenuidad de ola que nunca ha salido del mar. Me miro seria: "Su decisión estaba tomada. No podía volver." Intente dulzura, dureza, ironía. Ella lloró, gritó, acarició, amenazó. Tuve que pedirle perdón. Al día siguiente empezaron mis penas. ¿Cómo subir al tren sin que nos vieran el conductor, los pasajeros, la policía? Es cierto que los reglamentos no dicen nada respecto al transporte de olas en los ferrocarriles, pero esa misma reserva era un indicio de la severidad con que se juzgaría nuestro acto.


No quise pensar más en ello, tomé un barril de vino, vacié el contenido, y le dije: Es la única manera…Me miró resignada, y contestó: Es lo que quiero. Pedí permiso a un guardia para llevarlo junto a mí, y en el largo camino le conté todo aquello que no se veía por la grietas de la tapa superior del barril. Ella quería conocer y saberlo todo, se me hizo difícil describir ciertas cosas, ya que solo conocía del cantar de los pájaros al alba, de pescadores y bañistas. Tuve que hacer imitaciones de vacas y caballos, ya que no conocía que eran o como actuaban. Mientras yo hacía el ridículo, me divertía viéndola sonreír, jamás pensé que alguien llegase a reír así. Me detuve, me callé y la besé. Sus labios sabían a sal, y cerrando los ojos escuché el silbido del mar.



Este es un relato real , como tarea se me asignó continuarlo a mi criterio. Espero que les guste.

domingo, 24 de mayo de 2009

El Hombre Parte||

El hombre que está subiendo las escaleras en la oscuridad no es corpulento, no tiene ojos fríos ni grises,no lleva ningún arma en el bolsillo del piloto, ni siquiera lleva piloto.Va a cometer un asesinato pero todaví ano lo sabe.Es profesor de matemáticas en un colegio secundario, está en su propia casa, acaba de llegar del círculo de Ajedrez y , por el momento solo le preocupaba una sola cosa en el mundo.
Aquella figura sombría que se escabullía en la habitación contigua a la escalera. Por lo visto la casa se veía intacta , nada fuera de su lugar , excepto el reloj de su bisabuelo que solía colocar en un clavo que sobresalía del marco de un cuadro en el descanzo de la escalera, que había vendido esa mañana a un comerciante de plumeros .
El ambiente se ponía mas lúgubre mientras se aproximaba a la habitación de su esposa, al abrir la puerta de Aldonsa sintió un escalofrío en la nuca, y la vió durmiendo placidamente,no había nadie en la habitación más que ella. Al arroparla su brazo sin fuerza se deslizó fuera de la cama , y supo que tendría que matarla, al percatarce que lo que colgaba de su muñeca era el reloj de su bisabuelo.

lunes, 18 de mayo de 2009

El Hombre. Parte |

El hombre que está subiendo las escaleras en la oscuridad no es corpulento, no tiene ojos fríos ni grises,no lleva ningún arma en el bolsillo del piloto, ni siquiera lleva piloto.Va a cometer un asesinato pero todaví ano lo sabe.Es profesor de matemáticas en un colegio secundario, está en su propia casa, acaba de llegar del círculo de Ajedrez y , por el momento solo le preocupaba una sola cosa en el mundo.
Saber si había pagado o no el alquiler de ese mes , no recordaba si le había pasado el dinero a Alfredo el carnicero para que lo pagase, o si lo había pagado el mismo .Era importante para él saber el destino de ese dinero , ya que para conseguirlo se había visto en la obligación de vender el preciado reloj de su bisabuelo a un comerciante de plumeros.
Una pequeña parte del dinero la destinó para comprar un ramo de flores, las que llevaba ahora en sus manos de hombre viejo, que servirían para mejorar su relación con Aldonsa, su esposa, que ultimamente se notaba distante e indiferente.
Al abrir la puerta vió a Aldonsa dormir placidamente, al arroparla su brazo sin fuerza se deslizó fuera de la cama , y entonces supo que tendría que matarla , al percatarse que lo que colgaba de su muñeca era el reloj de su bisabuelo.

viernes, 3 de abril de 2009

Wake Up

Era de aquellas personas que duermen con una sonrisa en los labios ,
cerrando los ojos cree soñar con aquel hombre que nunca la amó ,
la quizo ,
pero nunca fué suficiente.

Al despertar se despojó de su ropa ,
contempló el cielo razo y las estrellas ,
pensó en el momento que podría haberlas compartido ,
pero ella no se atrevió a regalarlas,
ni nadie a recibirlas.

martes, 20 de enero de 2009

34-B


Era un pervertido , solía mirar los senos de las cortesanas de forma descarada, hasta el punto de que estas al darse cuenta cubrian sus pechos con los chales de satín que tiraban sobre sus hombros para cubrirlos del frio .


Jean philipe Bretó tenía una manía por adivinar las tallas de las damicelas ,poseía un libro , el cual cuidaba con tal recelo como si fuera un tesoro,ese tenía el registro de toda la lencería de las mujeres de la ciudad, desde la aristocracia a la plebe.


Marith Dolchevibou................36-C


Josefin Button.............32-D


Sofia Menetiu............34-B


Los datos yacían de hace años ,como cuando miró por primera vez los senos de Sofía a sus cortos 12 años .Aquella noche la vió después de 5 años .Ella paseaba por la plaza Sallé de Tores, ignoraba todo lo que sucedía a su alrededor , era como si caminase y no viera , ni sintiese nada , Philipe al avistarla corrio de forma atolondrada a su casa , abrió la puerta precipitadamente, hurgó bajo su cama para sacar una caja un tanto vieja , que en su parte superior tenía talladas la iniciales M.V. de su ya difunta madre Marie Strogoff , que en tiempos donde estaba viva y no cuerda utilizaba la caja para guardar sus preciados botones con nombres de sus hijos .
Philipe procedió a meter su dedo indice en un oyuelo que tenía su zandalia y de allí sacó una llave , la introdujo en la cerradura la giró hacia la derecha y con un chirrido abrumador abrió la caja , protó sus manos con anelación y hundió la manos en la caja para sacar un libro polvoriento, lo abrió y sacudió sus viejas y amarillentas hojas, buscó con desesperación la página 139, sacó un lapiz de su bolsillo y procedió a tachar los digitos que se encontraban sucesores al nombre de Sofía para escribir 36-B.